Los ‘ABC’ de la poinsettia. Lo que nos dicen las hojas de la flor de Pascua.

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Barcelona, 4 de octubre de 2018. Las brácteas de colores brillantes con brotes amarillo-verdosos y las hojas de color verde oscuro son los rasgos distintivos de una planta sana y fresca a la que se le ha prestado la debida atención. Sin embargo, las hojas amarillentas, colgantes o caídas son una señal de que no recibe los cuidados necesarios. La asociación de criadores de poinsettia europeos, Stars for Europe, nos propone una serie de consejos para tratar a estas plantas cuando están enfermas.

Hojas amarillas: exceso de agua

Las hojas amarillas o colgantes nos indican que las raíces de la poinsettia están dañadas. La causa más común es un exceso de agua. A pesar de que estas plantas normalmente toleran un poco de sequedad, no soportan el exceso de agua. Para evitar que las hojas se vuelvan amarillas, riégalas con moderación y, en lo posible, evita anegarlas.

Como regla general, a una poinsettia se le debe administrar una pequeña cantidad de agua a temperatura ambiente cada dos o tres días. La cantidad de agua necesaria depende del tamaño de la planta, aunque la temperatura en la habitación y su ubicación también son importantes.

Sabrás si es hora de regarla cuando el sustrato esté seco y la planta no pese al levantarla. Si la has regado demasiado, déjala secar unos días, hasta que se haya recuperado. Pero si el sustrato está empapado, la única solución es que la saques de su maceta, enjuagues las raíces con cuidado y la trasplantes en un sustrato fresco.

Hojas verdes colgando: aire frío o corrientes de aire

El aire frío o las corrientes de aire suelen ser la causa de la pérdida de hojas de la poinsettia, aunque estas aún estén verdes. Es algo que esta amante del calor no tolera en absoluto. Una temperatura inferior a los 12 °C es suficiente para que sufra daños permanentes. Por tanto, nunca debes comprar plantas que hayan estado cerca de corrientes de aire o al aire libre en la floristería o en el centro de jardinería. Debes envolverlas con cuidado antes de llevártelas a casa y desenvolverlas en un lugar cálido. La oscuridad también puede hacer que las hojas se caigan. A las poinsettias les gusta la luz, por tanto, es aconsejable que las coloques en un lugar cálido y soleado. En invierno, la luz solar directa no las dañará. Sin embargo, cuando las hojas comienzan a caer, necesitarás comprar una nueva planta.

Hojas secas y caídas: agua insuficiente

En habitaciones con ambientes secos por la calefacción, temperaturas demasiado altas o luz solar intensa, debes regar las poinsettias con cuidado. Si no reciben suficiente agua, las hojas empezarán a caerse. La planta generalmente se recuperará si le das un poco de agua. La forma más efectiva de hacerlo es que sumerjas las raíces en agua a temperatura ambiente, elimines luego el exceso de agua y vuelvas a colocar la planta en su maceta. Los tallos u hojas secas deben recortarse.

Manchas o puntas marrones

Si las hojas están manchadas o presentan puntas marrones, la poinsettia no tiene suficientes nutrientes. Esta carencia en una planta acabada de comprar no suele ser normal, ya que se plantan en suelo pre-fertilizado. Por tanto, no es necesario un aporte adicional durante el primer período de floración. Sin embargo, más adelante, debes añadir regularmente un poco de abono al regarla.

Un consejo: para disfrutar de tus poinsettias durante el mayor tiempo posible, es recomendable que las compres directamente en un vivero o centro de jardinería, donde generalmente reciben una mejor atención y son de una mayor calidad.